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viernes, 1 de octubre de 2010

El ejemplo de Matías

Matías Berardi pidió desesperadamente ayuda. Todos los que se atravesaron en su camino creyeron que mentía, que inventaba una historia para zafar de sus víctimas.

A cada uno que le requirió una mano, el chip interno que le programan vía satélite le dijo: "¡Un momento! Un joven huyendo de adultos que lo acusan, ha de ser a la fuerza un pibe chorro."
A Matías la estigmatización que se hace de los pibes le jugó una mala pasada: todo muchachito es vago, es burro o es directamente chorro.
Es imposible en el mundo de hoy que desaparezca la delincuencia, es algo tan natural como el amor, la envidia o la desidia. Pero esperemos que el terrible caso de Matías sirva de ejemplo, y que nunca más le demos la espalda a alguien que pide desesperadamente ayuda.
Aunque sea un pibe con pinta de chorro.

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No se eliminarán los anónimos. Pero no cuesta nada ponerse un nombre, che.